
Para finalizar este vergonzoso día del maestro donde siento pena ajena por muchos que se hacen llamar maestros, me gustaría agregar un pequeño corolario sobre la vocación:
Yo puedo ir por la vida diciendo que tengo vocación a tener una verga de 20 cm, pero por más que sueñe, diga y haga cosas, la verdad es que no la tengo. Muchos malos profesores hacen apología a su mediocridad creyéndose la mentira de que son buenos porque aman lo que hacen.
Y sí, lo aman. Tú puedes amar a Dios, puedes amar a Santa Claus o al ratón de los dientes, pero el hecho de que ames algo con todo ese fervor que tanto te caracteriza no significa que exista. Que ames tu profesión no es sinónimo de que vayas a ser bueno en ella (aplica para todos los campos).
Para ser bueno en algo se requiere dedicarle miles de horas de trabajo y estudio, no solo amarlo. Los profesores que tienen un trabajo solo porque saben bastante en la materia, son exactamente el mismo tipo que son una mierda enseñando.
Hay realidades que cuestan mucho pasarlas por la garganta. Una de esas realidades es que nos vamos a morir, la otra es que por más que te esfuerces en algo sencillamente no vas a ser bueno en ello. Eso es algo que le causa mucho dolor a las personas porque han vivido bajo el modelo educativo de “el trabajo duro vence al talento”, y no, eso es una mentira, un genio, un talento, siempre (y apúntale bien) siempre va a tener una ventaja emperrada por encima de todas las cosas y de todas las personas.
Lo siento si naciste todo pendejo con un IQ de 100-120, así es la vida. Lo siento si naciste midiendo menos de 1.90 m, así es es la vida. Lo siento si crees en mamadas de que lo mucho que amas abrazar a tu perro es un tipo de inteligencia, siento que te hayan mentido tantos años… La vida es culera, aprende a vivir con ello (me lo dijo un profesor citando a Bill Gates). Lo importante es qué tan feliz puedes ser con lo poco que tienes sin joder a los demás.
Así como necesitas tener conocimiento y ser talentoso en tu área, para transmitirlo has de tener algo más que la vocación, y eso es talento en la enseñanza. No importa cuántos años te chingues en una maestría o un doctorado para “aprender a enseñar”, no importa si tienes un paper donde con estadística demostraste que tus métodos subían la calificación de un alumno.
No nací ayer, he convivido con alumnos de todos los niveles toda mi vida. Cualquier profesor puede hacer un sistema para que sus alumnos “reflejen” mejores calificaciones (y sin ser unos putos barcos). Pero cuando realmente eres bueno enseñando, el conocimiento trasciende, incluso por encima de un papel, se queda grabado por debajo de la piel. Eso solo se logra siendo un buen profesor…
El profesor que es bueno enseñando sólo necesita dos cosas:
1.- Pasión. Cuando un profesor brilla se le ve en la cara. Grita, exclama, pregunta, brinca, se mueve, se emociona, te hace pensar, te deja ser libre, vive por y para enseñar, vive por y para el área del conocimiento que está enseñando. Eso se nota, y eso es algo que no se aprende en ninguna escuela.
2.- El buen profesor te hace salir con un nudo en la garganta de su clase, te hace llorar en en su salón de clases. Cuando alguien ama tanto algo se nota, cuando el profesor tiene pasión se nota, cuando el profesor es bueno sencillamente se nota, se siente… Los buenos profesores te hacen amar cosas que no sabías que amabas, los buenos profesores te hacen salir de su clase a investigar más.
Los buenos profesores te dejan con dudas, te dejan con hambre, con querer saber más.
Malos profesores hay por montones, y ese es el problema de este sistema de educación infecto. En una vida donde todos luchan por no morirse de hambre, tenemos profesores que nada deben estar haciendo frente a los alumnos.
Creo yo que no hay mayor crimen contra la humanidad que la mala enseñanza. Creo que todos sabemos que la mala educación es el origen de todos los problemas sociales.
Educa a los niños y no tendrás que castigar a los hombres, dijo el buen Pitágoras. Hasta el día en que aceptemos en que tener un papel que diga que eres profesor NO ES SUFICIENTE, hasta ese día en verdad cambiarán las cosas, mientras tanto todo seguirá igual.
Y seguirá igual porque nos cuesta mucho tragar esa realidad de que el trabajo duro debe ser recompensado, de darle valor a un papel que dice que eres capaz y de no sé qué tanta puta mamada que la gente ha inventado para “ser alguien” en la vida.
Ojalá y viva para ver un cambio y para ver como mueren todas esas personas que sólo han sembrado más mediocridad y han generado más odio en quienes aprenden.
Porque eso también es un crimen, cuando alguien te hace odiar una materia o hace que se sienta “pesado” aprender… Ese día es cuando te mandaron a la mierda sin que te dieras cuenta.
Amén.