Tal y como lo has escuchado querido diario, después de años y años de mantenerme en esa posición anacoreta respecto a la tecnología móvil por fin he optado por formar parte del club de los imbéciles.
Hoy cumplo una semana con mi teléfono inteligente y me enoja que el aparato sea más inteligente que yo. Ni siquiera lo controlo, no lo sé usar. Precisamente debido a esa ignorancia es que nace esta entrada para contarte lo que he aprendido de ser millennial y de lo difícil que es operar un CPU con pantalla táctil de 5.5 pulgadas.
Primero que nada: ¿Quién carajos es la persona que asume que todos nacen sabiendo utilizar un teléfono y decidió no poner un instructivo en la caja?, tal y como lo estás escuchando, mi puto celular sólo venía con un manual que grosso modo te decía la localización del botón de encendido, el volumen y como conectar el cargador. Tardé más días en saber cómo acceder a las fotos que yo tomaba con la cámara, escuchaste bien: DÍAS.
Lo cual me hace recordar otra cosa: ¿Por qué la gente es tan pendeja y burlona para enseñar?, si yo tengo una duda de cómo acceder a equis aplicación, descargar equis cosa o encontrar lo que sea, la metodología siempre es la misma, me quitan el celular de las manos, lo hacen por mí y luego me lo entregan diciéndome «allí está lo que querías, estás todo pendejo». ¿Eso cómo me ayuda?, eso no hace nada por mí, puta gente, no hay que ser muy inteligente para saber que esa no es la forma correcta de enseñar algo. Bien dice una famosa frase: «Dale un pez a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá para siem… CHINGAN A SU PUTA MADRE TODOS LOS QUE NO ME ENSEÑARON Y SÓLO SE BURLARON DE MÍ».
El teléfono me ha estado poniendo nervioso, es un ser de una inteligencia muy elevada, siento que traigo una HAL 9000 en la bolsa de mi pantalón y eso me asusta. Sólo para que te des una idea, el otro día estaba en clase de espectro y tenía el aparato en la mesa, el profesor empezó a hablar y mi aparato también empezó a hablar, así , sin más, yo no le dije nada, yo no configuré nada, esa cosa tomó las riendas de su propia vida, una completa autonomía, libre albedrio, Dios me salve de que algún día ese aparato decida intentar hacerme daño durante la noche, no sabría qué hacer, sólo llorar y dejar que me asesine lentamente con su procesador de 8 núcleos.
Todos me dicen que parezco abuelito porque escribo con un dedo, ¿cómo se supone que lo debo hacer?, ¿han visto el tamaño de las teclas?, o sea, no existen las teclas, son el puto dibujo de lo que yo conozco como teclas. Mis dedos de salchicha presionan todo, por si fuera poco el auto corrector piensa que soy un pervertido sexual o un retrasado, las palabras que pone no tienen ninguna puta lógica.
La única cosa buena de mi teléfono es que tengo una cámara relativamente potente en mi bolsillo, tanto para vídeo como para fotografía, claro, el problema es que no la sé usar y todavía no agarro soltura con ella, tal vez en algún futuro una entrada de «Querido diario» sea hablándole al teléfono, quien sabe, de momento necesito aprender a acceder a mis capturas de pantalla sin desesperarme en el proceso.
No hay nada más qué decir, soy nuevo, siento como si hubiera viajado en el tiempo, a un futuro cruel lleno de tecnología fría y súper inteligente, un mundo donde todos se burlan de los abuelitos como yo que no tenemos puta idea de lo que está pasando, yo solo quiero llegar a mi casa, poner mis discos de vinilo y sentarme en mi mecedora, tomar un té, tejer, masturbarme, que sé yo, cosas que hacen los abuelitos.
Quiero volver a ese mundo donde no me llamaban pendejo por no saber usar el celular, un mundo donde la gente se enojaba porque no podía encontrarme en ningún lugar, quiero volver a ese mundo, un mundo donde recordar las razones del porqué me volví millennial no me rompa el corazón a diario.
#PeaceOut
[…] mi celular en inicios de abril del 2017 (Véase: «Querido diario me convertí en millennial», https://3deep5me.wordpress.com/2017/04/08/querido-diario-7-me-converti-en-millennial/), he hecho mi mayor esfuerzo por no convertirme en una persona que vive pegado a esta madre. Pasar […]
Me gustaMe gusta