Perdón por el hype y el exceso de emoción que he tenido en varias publicaciones. Deben entender que yo miraba la entrega de los premios Óscar con toda la intención de apoyar a Guillermo del Toro y a todo el elenco que le seguía.
Me hizo ir al cine después de casi 8 años sin pisarlo, no sé, algo decepcionado de todo el cine en general ─soy muy hijo de puta para escoger películas─, y no por nada, llevo viendo mínimo 200 películas al año desde la secundaria, obvio ya no me gusta ver cualquier cosa, lo siento todo un tanto insulso.
Pero bueno, el día que fui al cine fue bonito y especial ─aunque haya muchos a los que no les haya gustado por X razones─, pues lástima, igual su opinión de «conocedores» ya no vale mucho, terminó laureada a mejor película.
Así como hay pendejos que siempre se emocionan con la mierda del super bowl, del mundial de fútbol y esas cosas que no entiendo, pues yo lo hago pero con los premios de la academia, el festival de Canes, los premios Goya, hace años con los premios grammy, la entrega de los premios Nobel, los Pulitzer, los IgNobel y otras cosas que para nada son allegadas al deporte, ¿Qué esperaban?, soy obeso.
Además, el logro de Memo es algo bonito para México, aunque para nada me siento identificado con él por ser mexicano, sino por haber hecho buen trabajo y por haber hecho películas a través de los años que me han hecho creer en algo tan mágico como el hecho de llevar historias más allá de la narrativa en las páginas de un libro.
Y aunque The Shape Of Water para mí fue la mamada, más me alegra su premio por dirección, incluso después de haberme roto el corazón varias veces y por abandonar la adaptación de una de las novelas más emblemáticas de Lovecraft.
Gracias a Memo por todo lo que ha hecho por nosotros a través de los años, llenándonos de cultura, de entretenimiento, de su toque rarón y extrovertido para llevar historias a la pantalla grande, pero más que nada por hacernos olvidar la mierda que es la vida mientras miras sus películas, y, por un momento, hacerte recordar la magia que hay en el arte de contar historias, ya sean escritas o en películas.
Esa magia no la consigue cualquiera, por eso se llevó los premios. El arte de contar historias requiere de magia, y esa magia puede romper las barreras geográficas, del lenguaje y cualquier obstáculo que se les imponga, Memo lo sabe, y por eso es grande.
Dios nos lo llene de vida y nos deje ser testigos de más películas en lo que le quede de vida.
Amén.
#PeaceOut