[Off-Topic] Antónimo.

Bla bla bla, un texto que escribí para un evento de mi facultad, los quiero.

Antónimo.

Qué onda chiquitita, mija, mi nalguita, mijatl, mi jamón, hoy te escribo esta carta de amor para aclarar tus dudas de una vez por todas, además, comentaste que yo nunca era romántico, me dijiste que querías que te escribiera algo, me pediste que fuera como los demás, me exigiste que fuera como los novios de tus amigas que dicen saber escribir poesía, me contaste que el novio de tu prima le dedicaba poemas de Benedetti, Lorca y Neruda, maldito galán hijo de puta.

Hoy con esta carta de amor quiero reparar todos nuestros problemas, y a su vez, compensar todas las pendejadas que te aseguro en un futuro haré y te diré, vaya, en pocas palabras:
Hoy te toca mija, hoy te toca ser feliz.

Déjame inicio estos versos diciéndote que me caga verte llorar, te lo digo directo, al chile. No te digo que no estés en tu derecho de hacerlo, claro que lo estás. Pero sin mamar, cada vez que te veo llorar me dan ganas de soltarte unos chingazos para que en verdad tengas una razón de hacerlo.
Me caga por la sencilla razón de que yo soy el que siempre peca de pendejo, el que tiene la culpa, el que arruina todo, aquél que lo poco que hace, lo hace mal. Yo no escogí ser un hijo de la chingada, fue la chingada la que me escogió a mí.

No sé precisamente que fue lo que hice o dije, hago tantas pendejadas que ya no sé distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, por ello, te hago a continuación un romántico recuento de los hechos:

Tal vez estás triste por el otro día que me contaste que no pudiste ir al circo y ver a los payasos que tanto te hacen reír, de hecho, una de las razones por la cual estamos juntos es porque me dijiste que yo te hago reír, ¿Quién iba a saber que no te reirías cuando te enseñé mi verga maquillada de payaso?, o sea, ¿Cómo iba yo a saber que me dirías que era un maldito enfermo?, yo juraría que vendrías a mis brazos y me dirías: ¡Te amo!, eres el mejor.

Tal vez estás triste por la broma que te hice el otro día, aquella dónde por alguna razón pensé que sería divertido secuestrar a tu gato, ¿Quién iba a pensar que en verdad creerías que había gente que secuestraba gatos?, en sí, ¿Quién iba a pensar que empeñarías tu laptop para conseguir los ocho mil pesos de rescate?, de hecho amor, créeme que yo estoy tan sorprendido como tú, ¿Cuántas posibilidades había de que escogiendo veinte números al azar le atinaría precisamente a una cuenta de banco?, sólo Dios sabe dónde terminó tu dinero, pero lo importante es que recuperaste al gato, por la laptop no te preocupes, ya llevo meses ahorrando para comprarte una nueva, y deja tú, con más RAM, para que veas que yo no me ando con chingaderas, y que cuando la cago, lo reparo.

Tal vez me pides que escriba para compensar aquél día en el que me pediste que te acompañara a comprar ropa y en los probadores te dije que ése vestido que te pusiste te hacía ver gorda, ¿Cómo iba a saber yo que esperabas que te mintiera si lo que más te gusta de mí es la honestidad?, no sé porque te acomplejas, ¡No cualquiera se hubiese comido treinta tamales aquella nochebuena!, ¡Eres la mamada!, hoy tus kilos de más son cicatrices de guerra, un monumento a tu proeza gastronómica.

Probablemente estés enojada por aquel día que creí sería divertido fingir mi muerte, yo no tengo toda la culpa, ¡Tus amigas también fueron cómplices!, he de admitir que no sé cuándo detenerme, incluso después de que cambiaras tu foto de perfil en Facebook por un moño negro, aún después de que hicieras una publicación llorando mi muerte, y a pesar del obituario que pusieron en el periódico, simplemente no pude detenerme. Siempre has tenido miedo a los fantasmas y esas cosas, pensé que si me aparecía en tu escuela a plena luz del día podría no ser apropiado, Dios no quiera que vayas a pensar que tu escuela está embrujada, ¿Cómo iba yo a saber que tocar por tu ventana en medio de la noche era la peor idea?, ¡Yo creí que ibas a llorar de la felicidad al saber que seguía vivo!, ¿Cómo iba yo a saber que desde ese entonces desarrollarías un tic nervioso?, he de admitir que ahora ese tic es uno de tus defectos que tanto me encantan, siempre sonrío cuando inconscientemente me guiñas el ojo.

Quizás estás triste por lo de Jorgito, tu tortuga, tú me pediste que le echara cloro a la pecera, o sea, de dónde yo vengo ¡El cloro y el cloralex son la misma chingadera!, ¿Cómo iba yo a saber que se iba a quedar ciega?, ¡Nunca he tenido una puta tortuga!, es cruel, lo admito, no me enorgullezco, pero siempre que estoy en la sala de tu casa, no hay nada que me cause más risa que ver a Jorgito darse de golpes contra la pared de la pecera.

Tal vez me odias por aquel día que mientras cogíamos tuvimos que deteneros por el shock anafiláctico que estabas teniendo, tú me dijiste que eras alérgica a las fresas, no a los condones sabor fresa, es diferente, ¿Cómo iba yo a saber que el condón era de fresa?, ¿Quién se pone a escoger sabores a la hora de comprar condones?, por Dios, ¿Quién carajos se pone a leer la información nutrimental de los condones?, todos los días se aprende algo nuevo, desde entonces compro sabor plátano, si lo piensas a fondo los de plátano son algo irónico, un divertido juego de palabras.

Tal vez te haya incomodado aquella pequeña broma dónde escribí tu teléfono en los baños de hombres de la escuela, te juro que en todos mis años de vida nunca había conocido a una sola persona que se haya atrevido a llamar, sólo Dios sabe de dónde salieron esas doscientas llamadas perdidas, me he dado cuenta que este mundo está lleno de puro maldito enfermo.

Tal vez estás triste por aquella vez que por accidente envié mensajes sucios al teléfono de tu madre, no es mi culpa que ustedes se llamen igual, amor, créeme que esto le puede pasar a cualquiera, lo que más me sorprendió es que ella me siguiera el juego, ella, al igual que yo, tampoco sabe cuándo detenerse, Dios no quiera que algún día ella use esa foto de mi pene en mi contra.

. . .

Pero, ¿Sabes?, a pesar de que tardé en quitarme el maquillaje de la verga 4 días, a pesar de todo el dinero que ahora gastamos en el medicamento para el estrés postraumático que sufre tu gato, a pesar del dinero que me falta para terminar de comprar tu computadora, a pesar de los dos mil pesos que se fueron a la basura cuando agachándote rompiste el vestido, a pesar de que el especialista nos dijo que serían años de terapia para quitarte ése tic nervioso, a pesar de que nos estafaron con el pez lazarillo que le compramos a Jorgito, a pesar de la mentira que le inventamos a tus padres para justificar el hecho de que estuvieras internada una semana en el hospital por comer fresas con crema, a pesar de que tuvimos que comprarle un nuevo número a tu celular, a pesar de que tu madre y yo ya no nos podemos mirar a los ojos, a pesar del dolor, las lágrimas y las decepciones, a pesar de todo: Sigues conmigo.

Es el estar conmigo lo que me dice que aún estoy lejos de cometer actos tan burdos como para que lo dejes de estar, es nuestra historia lo que me dice que no estás triste por mis actos o por lo que digo. Déjame decirte mujer, que el amor cuando es puro siempre se reduce a esto, no a malas imitaciones de Montescos o Capuletos, el amor son errores y decepciones, el amor es todo excepto aquello que las historias y películas te cuentan como cierto, el amor lo aguanta todo, porque la única virtud que con seguridad te puedo decir goza el amor, es la de ser estoico.
Es en este momento que caigo en cuenta que si algo te sobra mujer, es estoicismo, por eso hoy te hago este tributo, un homenaje a tu amor verdadero. Lo hago porque sé que el hecho de que sigas conmigo es porque sabes todo lo que soy y todo lo que represento, más allá de todas mis malas palabras, más allá de mis burdos actos y pocos talentos. Sé que sabes, que el estereotipo que proyecto, es el antónimo de todo lo que llevo dentro.

Hoy, en este, tu homenaje, te diré lo que es ser realmente yo:

Ser realmente yo, es no querer abrir la boca después de besarnos para así conservar dentro de mí, hasta la más mínima fracción del rastro de tu aliento.
O es el saber que en tu presencia, cualquier eternidad es sólo un momento.

Ser realmente yo, es tener grabado tu nombre en mi alma como el más solemne tributo a lo bello.
Y es saber qué haces parecer a la más grande alteza, sólo un plebeyo.
Es apostar de diez a uno, de cien a uno, ¡E incluso de mil a uno! aun a sabiendas de perderlo todo, ya que no existe un todo que no seas tú.
O el escribir con el miedo de hacer arder el papel siempre que el tema eres tú.

Ser realmente yo, es saber que sólo uno de tus besos podría pagar la deuda externa.
O el que tus ojos vuelvan anarquía la paz que dentro de mí, siempre gobierna.
Es sacar de mi sopa de letras aquellas que no forman tu nombre.
Y el hacer que todas las palabras del diccionario sean tu nombre.

Ser realmente yo, es decirte que ya no existe nube que no dibuje tu figura.
Y que en cualquier guerra, ser tu aliado siempre es victoria segura.
Es saber que eres la respuesta a toda la duda.
O el hacer que toda canción, si no es tu voz, me sea muda.
. . .

Al fin de cuentas mujer, ser realmente yo es vivir confinado al suplicio de no poder decirte y demostrarte a diario todo lo que llevo dentro, a cada instante y en cada momento, ser realmente yo, es ser el antónimo de todo lo que a ti y a esta sociedad siempre les demuestro.

Pero a pesar de ello mujer, que nunca exista en ti el recelo,
que para mí, dónde terminan tus te quiero, nace el cielo.

Y aquí lo tenéis en vídeo del evento.