Estaba acostado valiendo verga como siempre, cuando de la nada sentí hambre. El problema es que soy bien huevón y me da hueva cocinar para mí, también me da hueva calentar en el microondas cosas que estén en el refrigerador, aunado a esto tenía un gusto por algo dulce.
Mi novia es la personificación de un becerro, y los días que he desayunado con ella yo he visto con mis propios ojos como se chinga un litro de leche ─o más─ ella sola, le pone hielo y chocomilk y hasta el fondo, como si fuera caguama, está bien crazy esa onda. Más que nada me resulta extraño porque yo dejé esas cosas como a los 10 años, ver a un adulto funcional tomar chocomilk es algo que hasta cierto punto me desconcierta.
Bueno, pues en algunos de esos desayunos le he pedido que me escupa un poco de chocomilk en la boca para probar y para recordar que se siente ser un lepe sin miedo a nada, debo admitir que me gustó volver a vivir, así que ando desarrollando gustos culposos con eso de la leche y sus aditivos.
Decidí ir al OXXO a comprar chocomilk, el problema es que el que había probado era el de una monja y cuyo nombre no recordaba, sólo recordaba eso: una monja en la portada. No traía datos, así que no pude googlear, estaba inerme.
Una vez en el OXXO recordé que llevo tres semanas intentando conseguir un dip de cebolla francesa marca tostitos, ¿saben cuál es?, pues en ningún perro OXXO he podido encontrar, no sé si están peleados, no sé si lo descontinuaron, no sé nada, lo que sí sé es que mi paciencia ya se está acabando, y cuando mi paciencia se acaba hago locuras ─advertidos todos los OXXO’s de México─.
Le pregunté a la señora del OXXO qué pedo con el dip, me dijo que no sabía todavía si le iban a volver a surtir, pero que tenían un dip de cebollla francesa marca «mayo», le dije que nel, que ya lo había comprado y que sabía a puro pito ─yo, un catador de pitos experto, haciendo gala de la experiencia─.
Decepcionado, me dispuse a buscar el chocomilk, no lo encontré, dado que mi visión no es la mejor del mundo y mi cerebro no es tan bueno como alguno de mis algoritmos de búsqueda, decidí renunciar a mi orgullo y le pregunté a la señora:
─Disculpe, ¿tiene chocomilk de monja?
Se me quedó viendo feo, pareciese algún tipo de lenguaje clave, pareciese que la estaba albureando o una cosa parecida, debo admitir que no escogí las mejores de las palabras, pero bueno, no supo ni de qué le estaba hablando. Lo que más me molestó es que ni siquiera solicitó feedback, un «no te entendí ni vergas, vuelve a plantear la pregunta» hubiese servido más que sólo mirarnos fijamente a los ojos por un minuto.
Pensé que en algún momento me iba a mirar los labios y me iba a pedir que la besara, me vi besándome con esa señora de cincuenta años, los dos atrás en los cuartos fríos, cogiendo y siendo grabados por las cámaras, para que luego algún manager de sucursal pervertido nos subiera al ̶x̶v̶i̶d̶e̶o̶s̶ y lucrara con el producto de nuestra pasión desenfrenada. Vi claramente como ponía la señora la mano en la puerta de cristal del refrigerador de las caguamas, con los vidrios empañados se notaba como escurrían las gotas, así como en titánic. Por desgracia no pasó, había demasiados pendejos en la fila sedientos de recargas de 20 pesos, la turba enfurecida estaba ansiosa de ser atendida.
No tuve otra opción que comprar del chocomilk estándar, el de pancho pantera que ya no tiene a pancho pantera porque la PROFECO o algún organismo parecido decidió prohibir poner dibujitos y/o personajes a los productos.
No entiendo, ¿por qué pancho pantera no puede salir en el chocomilk pero sí la monja?, ¿estamos siendo testigos del nuevo lazo entre estado y religión?, no lo sé, lo dejo a vuestro criterio.
No quería tomarme el chocomilk solo, así que decidí comprar algo para acompañar, dado que no había nada de mi gusto, me puse travieso y decidií comprar unos chicarrones de cerdo, combinación rara, pero mientras escribo esto debo decir que los chicarrones con valentina y chocomilk no son tan mala cena.
Me fui a la caja, decepcionado, esperando que se arregle pronto esto de que no haya lo que quiero o sencillamente decidan dejar de surtirlo.
Le pedí a la señora si me podía escupir el chocomilk en la boca y me dijo que no.
Como sea, pésimo servicio también.
1 de 5 estrellas.