
A diferencia de nuestros padres y nuestros abuelos, el pasar de los años para nosotros será más doloroso, mucho más jodido. Con las redes sociales estamos más conectados que nunca, y así como las noticias nos enseñan que el mal y la desgracia existen en todos los rincones de la tierra, de esa misma forma nos hará darnos cuenta que la tragedia y el paso de los años golpea a todos por igual.
Con las redes sociales podremos ver de primera mano cómo cada uno de nuestros conocidos envejece, desde los que empiezan a tener canas, los que se quedan sin cabello, los que engordan, los que enflacan, los que se hacen cirugía estética, los que consiguen empleo, los que se quedan sin empleo, los que terminan estudios o los que sencillamente desaparecen del radar.
El acercamiento nos enseñará cosas que otras generaciones no han experimentado, porque tendremos que ver cosas que antes se vivían a puerta cerrada y de forma inevitable, los menos preparados tendrán que sufrir la comparación de la vida ajena en la propia: ¿por qué fulano ya se casó?, ¿por qué fulana sí tiene hijos?, ¿por qué yo no tengo novio?, ¿por qué aquella otra sí tiene casa?, ¿por qué me va mejor a mí?, ¿por qué me va peor a mí?, ese tipo de preguntas, de no controlarse de forma correcta, dejará a más de uno con varios infiernos internos.
Eso sólo será el inicio, porque cuando pasen poco más los años todos entraremos en una etapa donde vivir conlleva un riesgo inherente. Empezarán a salir todas esas enfermedades subrepticias y se empezarán a cobrar las facturas de los años mozos de cada persona. Empezaremos a ver publicaciones donde las personas que apreciamos piden ayuda para poder pagar una cirugía que les va a salvar la vida, ayuda económica para poder pagar el tratamiento de cáncer de su hijo, poder salvar a un familiar.
Cuando más pasen los años, las redes sociales se convertirán en anaquel de huérfanos, los moños negros estarán por todos lados y no podremos hacer nada para no sentir en carne propia la pérdida de cada uno de nuestros amigos, ¿recuerdas a la madre de ese amigo que cuando estabas en la universidad te invitó a comer?, muerta. ¿Recuerdas a la familia que conociste cuando fuiste a la boda de tu amiga?, muerta. ¿Recuerdas a todos esos padres de tus amigos que te abrieron las puertas de sus casas?, muertos en su mayoría.
Por último, lo inevitable: con el paso de los años ya no sólo faltarán los familiares de aquellos conocidos, amigos y hermanos, sino que también te faltarán ellos mismos. Accidentes, enfermedades o el simple paso del tiempo, todos y cada uno de ellos empezarán a caer como moscas, serán un grano de arena más en esta tierra que siempre exige que todo lo que le ha sido arrebatado le sea devuelto.
Las redes sociales, no serán otra cosa que un recuerdo de aquellas vidas, emociones y momentos que vivieron personas que ya no están aquí, será un cementerio digital que recordará lo que fue nuestra generación, con sus triunfos y sus tropiezos. Por primera vez en la historia habrá un vestigio para aquellos que no lograron dejar una huella en la historia como lo hacen muchas otras personas.
Sí, nuestros padres y abuelos vivieron esto, pero sólo dando pequeños tragos amargos a la tragedia que implica el implacable paso del tiempo, nuestra generación tendrá que tomarse toda la botella, y sólo aquellos que se están preparando desde hoy, son los que podrán vivir una vida plena sin tener que llorar las penas de otros…
¿Cuántas veces al día piensas lo que nos espera mañana?