Sobre la infidelidad.

Una mujer que perdona a un hombre que le fue infiel es una pendeja, un hombre que perdona a una mujer que le fue infiel es un pendejo. Las cosas son claras y fáciles, no existe un «perdón» en estos temas, no existen falsas ilusiones de que las cosas se van a arreglar, de que vale la pena perdonar y de que no sé qué tanta sarta de estupideces que inventa la gente por su enorme miedo a estar sola.

Las relaciones tienen principios muy básicos y muy parecidos a los de la arquitectura y la ingeniería civil, ¿cómo hace algo para estar de pie?, sencillamente porque tiene buenos cimientos, los cimientos son la clave de toda una relación, están basados en la química de la pareja, la comunicación, las costumbres, pero ante todo la confianza.

Yo no sé en qué momento empezaron a creer todas las mamadas que les metía Disney por el culo sobre las historias de romance, los idilios perfectos y los príncipes azules, azules mis huevos. Yo también he visto Star Wars y no por eso creo que existan las espadas láser o que sea portador de la fuerza (aunque a veces sí lo siento, pero esos ya son temas megalómanos míos).

No le hagas caso al cine, a los libros, foros oscuros de internet o amigos que te digan que «vale la pena intentarlo», porque esas personas son unos pendejos que en su ignorancia piensan que tienen la solución y cuyos consejos atentan contra la naturaleza misma del ser humano, te pongo un ejemplo sencillo:

¿Por qué no vas y tocas la estufa un rato?, por la sencilla razón de que en su momento aprendiste (con mucho dolor) que no era tan buena idea, tu cerebro, aunque no lo creas, tiene mecanismos de supervivencia, sí, es cierto que no lo usas, pero él hará lo imposible por seguir vivo. El cerebro usa la memoria como mecanismo de defensa, en su memoria ha almacenado el peligro de la estufa y solo es cuestión de que estés cerca de ella para que la cautela impere en tus acciones, así de sencillo.

Un día cualquiera peleas con tu pareja y tu cerebro usa una frase tipo: «¡Ah sí!, pero saliste con tus amiguitas el otro día…», aquí «el otro día» pueden ser días, semanas o incluso meses, ¿por qué una persona utilizaría como argumento algo que ya pasó hace mucho tiempo?, por la memoria, es la memoria la que nos define como personas, en ella se almacena todo lo que sabemos, lo que pensamos, los criterios que hemos formado.

Una persona no puede perdonar una infidelidad porque perdonar no es una «acción» deliberada y ya, este tema es un conjunto de información que se aloja en el cerebro como mecanismo de protección a la integridad emocional, decir que vas a perdonar es decir que vas a olvidar, esa frase de «perdono pero no olvido» son puras mamadas que se han inventado las personas para no decir con huevos «tengo miedo a quedarme sola», porque no puedes renunciar de forma deliberada a los mecanismos que ha creado tu cerebro para protegerse per se.

Puedes engañar a los demás y mentirles sobre cómo tu relación sí funcionó después de la infidelidad, puedes mentir sobre tu matrimonio fallido, ¿pero sabes a quién no puedes mentirle?, a tu cerebro. Tarde o temprano vas a sacar ese tema en una discusión, tarde o temprano vas a perder la confianza y te vas a preguntar con quién está tu pareja, quién es esa persona que le manda mensajes, ¿realmente está con sus amigos?, ¿de quién son esos dos corazones en las reacciones de facebook?, ¿por qué su camisa huele raro?

A través de los años he estudiado a la gente de bajo coeficiente intelectual para saber el porqué obran de la forma que obran y el porqué se torturan ellos solos cayendo en mitos y creencias populares sin fundamentación alguna, estudiando el porqué atentan a su propia estabilidad emocional para luego estar llorando. Estos años de estudio me ha ayudado a ver cientos de casos como estos en los que las personas que piensan que tienen control sobre una relación en la que hubo infidelidad siguen construyendo más, siguen agregando pisos: se van a vivir juntos, compran un perro, compran un auto, tienen un hijo, etcétera.

Pero al final, las leyes físicas imperan y lo permean todo, derrumbando por completo aquello que construyeron y cuyos cimientos nunca fueron buenos, y claro, haciendo que el chingazo duela todavía más, pues al final nada duele tanto como aquello que cae por su propio peso.

Entonces… Si crees que tienes capacidad de perdón, no, no la tienes, eso es algo que se inventaron los católicos y otros entes pendejos que todos los días se ponen a inventar mamadas para moldearte a lo que ellos consideran que es el «ser una buena persona».

En unos años cuando se te venga abajo el Empire State que construiste, no vengas a llorar y a decir que tú no te mereces eso porque, para ser honesto, la gente pendeja se merece todo lo que le pasa, y tú, si piensas que no eres una persona pendeja, déjame ser yo el que te de las malas noticias: sí lo eres.

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