
Hace rato me estaba preparando desayuno… Lo sé, sé perfectamente lo que estás pensando: «¿Efraín, ¿quién vergas desayuna a las dos de la tarde?», yo mero.
Mi madre hace comida a las cinco o seis de la tarde, así que estoy acostumbrado a desayunar tarde, porque si desayuno temprano tengo que esperarme hasta las seis para comer, y pues soy gordo, me puedo morir de inanición de tanto esperar o de un ataque de ansiedad.
Como sea, estaba pensando qué preparar, cuando me gobernó la idea de preparar unos legendarios huevos estrellados.
Los que me siguen desde hace años saben a la perfección que los huevos estrellados son mi talón de Aquiles, llevo toda mi vida intentando hacerlos pero simplemente no lo logro, siempre se revientan, siempre. Nunca lo he logrado y al parecer nunca lo lograré, porque en efecto, mientras los preparaba los hijos de puta decidieron convertirse en huevos revueltos, algo que odio con toda mi alma, no soporto los huevos revueltos, ¿revueltos con qué?, ¿con ellos mismos?, suena pendejo. Yo quería huevos estrellados, no esa porquería indigna, esta boca nacida para degustar ambrosía rebajándose a lo mundano, ¿cómo carajos voy a desayunar huevos revueltos?
Total, ya estaba sentado, desayunando y ahogándome en sollozos mientras pensaba que sencillamente no había nacido para ser feliz, desde la primera comida del día ya tenía que estar haciendo mis clásicos corajes por minucias como que una yema no pudiese permanecer en su puto lugar, otra víctima de aquél famoso asesino en serie llamado banalidad.
Como sea, cuando estaba desayunando pensé que tal vez nunca podré comer huevos estrellados hasta que me case, esa fue mi solución, contraer matrimonio para que una mujer más docta en los yermos campos de la gastronomía pueda ser redentora de esta vida condenada a puro huevo revuelto.
Entonces me entró el miedo de que en un futuro me case con una mujer solo por tener buen culo y usar lentes, ¿el error?, pues que no sepa preparar huevos estrellados, o peor aún, que sea una de esas mujeres reñidas con el patriarcado y me diga que ella nunca jamás va a preparar desayuno, que no nació para complacerme, que ella me odia, que ella no sabe que está haciendo casada con un pendejo que pide huevos estrellados para el desayuno, una pesadilla en vida.
No digo que quiera casarme para tener una mujer que prepare desayuno, yo soy independiente. Mi madre pudo haber educado a un alcohólico, impotente y problemático, pero nunca a un sujeto que no sabe preparar desayuno por su propia cuenta. Pero sí, dada la hipotética situación del matrimonio, necesito que la señorita sepa preparar desayuno, mínimo para ella, y si sabe preparar para ella, pues nada le debe costar de vez en cuando preparar unos deliciosos huevos estrellados para su fiel, amoroso y muy carismático marido.
Total, me quedé pensando que hay una lista larga de cosas que debe saber el amor de mi vida, y que, posiblemente de saberlas, dejaría de ser el amor de mi vida, porque sí, en efecto, soy una puta fichita:
1.- No sé preparar huevos estrellados, soy un inútil, ayuda
por favor, sálvame.
2.- A pesar de ser del norte del horrible México, odio con toda mi alma la
carne asada, no soporto el olor, no soporto su existencia y no soporto que me
quieran obligar a comerla.
3.- En general no me gusta la carne, soy vegano de clóset, yo también lloré
viendo el documental de la granja. Pero, igual me nutro de ella porque sé que
es la forma más rápida de obtener aminoácidos y desarrollar esta increíble
musculatura. En general, si vamos a comer carne, que sea molida, porque eso me
lleva al siguiente punto.
4.- Odio todo lo que no sea rápido, cualquier comida que requiera ser masticada
mucho me llena de estrés, he llorado masticando carne porque no logro terminar
de hacerlo. En el tercer círculo del infierno, más que el castigo de quedar
sordos por los ladridos de Cerbero, te aseguro que también hay muchos gordos de
rodillas condenados a masticar carne elástica.
5.- No me gustan los elotes enteros, no me gusta en general nada en lo que
tenga que usar las manos, por algo existen las cucharas. Eso sí, fuera de la
casa no tengo complejos por una hamburguesa o unos tacos, también estoy educado
para adaptarme, pero dentro de la casa preferiré mil veces algo que pueda comer
con una cuchara. Por esa misma razón mi madre no compra ni hace pollo asado,
porque sabe que nunca jamás me lo voy a comer por la sencilla razón de que
tengo que manchar mis manos de aceite. Así que si esperabas algo romántico como
ir a comer un elote, debes saber de antemano que lo voy a pedir de vaso, como
la persona civilizada que soy. Eso me lleva al siguiente punto.
6.- Aunque luzco como un vagabundo, suelo bañarme de dos a tres veces al día,
soy adicto al gel antibacterial y crema para las manos olor jazmín. Eso me
lleva a un punto crucial.
7.- Le tengo pavor a las uñas largas, me dan asco, sobre todo en los hombres. Ergo,
se me hace pendeja la moda de las mujeres de pegarse las uñas, me imagino que
debajo de ellas debe haber todo un agar de porquerías, si piensas que con esas
uñas me vas a agarrar la verga, olvídalo.
8.- No me gusta que las personas se pongan a mi derecha, solo a la izquierda.
Solo amigos de confianza o gente que ya conozco de mucho tiempo pueden estar a
la derecha de padre, mientras eso pase estás condenada a estar a la izquierda.
Es una manía pendeja, pero es mía, te jodes.
9.- Me gustan los gatos y los perros, a huevo vamos a tener ambos, si te
acomplejan los animales, igual te puedo poner una caja en el patio.
10.- Odio que las cosas no tengan simetría, si eres de esas mujeres que les
gusta decorar, pintar y todas esas mierdas, por tú bien y el de tu familia,
espero y lo hagas con simetría, porque me voy a llevar a los niños conmigo y te
dejaré encerrada en esa casa, momentos ante de quemarla.
11.- Niño(s), plural, dos, porque la simetría se extrapola a los números, me
ponen incómodos todos los números que no sean pares, si tuviera que optar por un
número no par tiene que ser forzosamente un número primo. El que sea, pero
primo.
12.- Cuando me concentro suelo callar y ensimismarme en lo que esté haciendo, a
veces dura una hora, pero he llegado a estar días sin comer y sin dormir
haciendo aquello que haya atrapado mi atención. No es que no me gustes, te amo,
pero no vas a tener mi atención 24/7, para eso tienes al perro, date.
13- Me caga la gente celosa, yo soy megalómano, estoy enfermito. En caso de que
se te haya perdido el diccionario, sufro de delirios de grandeza, en lo que a
mí respecta soy más grande que aquello que los humanos bautizaron como Dios,
tan enfermo estoy que creo que no soy un ser humano, entonces, ¿qué forma de
vida puede ser tan grande como para que yo esté celoso de ella?, no tiene
sentido. Eso me lleva al otro punto.
14.- Me da igual si crees o no crees en Dios, pero a nuestros hijos olvídate de
que tengas la oportunidad de adoctrinarlos, en esa casa no se hablará religión
a menos que ellos puedan descubrirla por su propia cuenta. Si te atrapo
haciéndolo, te voy a cortar el clítoris y se lo voy a dar de comer al perro.
15.- Ya no soy adolescente, ya no pienso con la verga, a mis 18-19 podía coger
2 veces al día los 7 días de la semana, ahora me vale verga, prefiero tomarme
un café y platicar, la edad me volvió básica, si no te gusta el café pues que
sea una caguama.
16.- Antes de tomar el tema de la caguama, el café: 3 sobres de azúcar splenda
(no pienso tomar azúcar de grano), 2 cucharadas de crema, una cucharada de café
y leche. No soporto el café amargo, soy gay.
17.- Tomo, y más de lo que te puedes
imaginar. Mis amigos dicen que tengo problemas. Ojo, no tomo todos los días,
digamos uno o dos días por semana, a veces no tomo ningún día. Pero soy el tipo
de persona que se toma 8 caguamas él solo, que se toma dos botellas de ron él
solo. Ya te puedes dar una idea de cómo me pongo, así que de vez en cuando vas
a tener que cuidarme.
18.- Cuando tomo y hay mujeres cerca,
entonces sí soy otra vez de 18 años, soy un animal y me quiero coger a todas,
ojo, no lo hago, pero ganas no me faltan, esos días te va a cargar la verga,
literal. Claro, si se me para, cosa que dudo, cuando ando ebrio soy impotente, pero
en caso de que no, te voy a dar para llevar, para que en todo el año no tengas
necesidad.
19.- No esperes que vayamos a dormir de cucharita, soy una criatura nocturna,
siempre estoy hasta las 3-4 am leyendo, así que te puedes olvidar ese lado
romántico de la relación. No importa si tengo que trabajar, hacer ejercicio, lo
que se te ocurra, la actividad física no merma para nada mi horario de lectura
y otras actividades nocturnas.
20.- Soy obsesivo, esto se relaciona con el punto donde me quedo ensimismado.
Si cuando nos casemos sale el age of empires IV, puedes olvidarte de lo
nuestro. A menos que me aceptes una vez a la semana, pero lo dudo, fue lindo
mientras duró. Ya cambié a una novia por league of legends en su momento, no lo
dudes ni un poco.
21.- No soy inteligente, pero tengo la suficiente como para detectar
pendejadas. No me voy a quedar callado, aunque seas el amor de mi vida, las voy
a resaltar, y contigo de una forma más dolorosa que con el resto de la
sociedad, te voy a ayudar lo que pueda antes de que me mandes a la verga. Eso me
lleva al otro punto.
22.- Olvídate de tener la razón por ser mujer, ¿te sirvió toda la vida?,
felicidades.
23.- No me gusta que llores por pendejadas, te voy a agarrar a chingazos para
que tengas razones.
24.- Soy romántico, no parece, pero sí soy, un chingo.
Y ya, así podría seguir hasta 100, pero llevo mucho tiempo viendo el salero pensando en esto, iré a escribirlo y luego volveré a meter este puto huevo al microondas, mira, ya son las 4:15 pm, me fui dos horas. Esto es de lo que te hablo, son dos horas en las que te ignoré y dejé que se enfriara el huevo que me hiciste, no te merezco.
Te amo, cásate conmigo.
#PeaceOut.