
Antes de que me expulsaran de la prestigiosa universidad, cuna de genios y exitosos científicos que nadie nunca ha conocido, lugar al que con mucho amor y a través de los años llamé «facultad de ciencias cómicas», un director de nombre anónimo me dio un discurso donde me otorgaba la razón. Tantos años había pasado escribiendo que todos eran unos hipócritas, malas personas, llenas de odio, etcétera. Y bueno, mis acciones demostraron que todo el pueblo de Chihuahua estaba putrefacto, al final terminó con un: ¿Valió la pena?, ¡claro que sí! ─le contesté─.
Ahora con los increíbles fuegos artificiales patrocinados por los 93 octanos de la gasolina de Méjico, la situación no es muy diferente, simplemente está camuflada por el hecho de que según ustedes, «esas personas se lo merecían».
Yo no te voy a dar un discurso de moral donde intento adoctrinarte con lo que está bien o está mal, los que me conocen saben que nací con el pequeño defecto de no poder reconocer esa delgada línea en la que me cago todos los días.
Yo nací cuestionándome si lo que me enseñaban como bueno era realmente bueno, si lo que me enseñaban como malo realmente era malo, he batallado a través de los años para saber de quién tomar esos hacks morales que según quienes los pregonan lo hacen con la etiqueta de que «así vas a ser una buena persona», «un buen ciudadano».
Siempre cada persona que ha intentado darme a probar cucharadas de lo que se supone es ser una buena persona, cada uno de ellos… Ha resultado ser un lobo con piel de oveja.
Que puta doble moral la del mexicano que todos los días se levanta con el disfraz de ser «buena persona» y al día siguiente se cree juez como para dictaminar lo que merece y no merece una persona que roba combustible.
No me malinterpreten, este no es el texto amargado donde me hago la mojigata e intento plasmar una posición de discordia respecto a los sucesos en boga en el país, sino todo lo contrario.
Yo he aceptado que nací siendo mala persona, no sé, me caí de la cuna, me dieron más ácido fólico del necesario, la leche estaba mala, lo que quieras atribuirme, pero yo nunca he escondido lo que soy, lo acepto, lo porto con orgullo. Es más, lo convertí en un blog y lo porto como eslogan:
«La sociedad tiene déficit de verdades, no de atención».
Eso es lo que le falta a la gente, la verdad, tener los huevos de mirarse en el espejo y aceptar que son malas personas, que se burlan de la desgracia ajena, que discriminan, que llevan dentro lo que ellos mismos tachan en otra persona.
La moral no es otra cosa que algo circunstancial, lo que tomas como bueno o malo tiene un punto de inflexión tergiversado por el interés propio.
Hoy es la carne asada en el sur a la que no nos invitaron, mañana puede ser tu perro o tu madre volando por los cielos dado que le explotó el boiler, ¿cuál es la diferencia?, ninguna.
Yo solo les puedo decir que se ven muy mal compartiendo memes y siendo una mierda de personas por un suceso así, yo me veo genial, pero por la sencilla razón de que yo soy así los 365 días del año, no necesito que muchos prietos vuelen por los cielos para empezar a serlo.
Nací siendo así, así moriré, sin hipocresías.
Mejor morir siendo yo que un día convertirme en un pendejo víctima de las circunstancias como ustedes.
#PeaceOut.