Veda de pesca: Prohibido coger con las novatas.

NOVATAS

Hay reglas no escritas por los hombres, códigos de honor que se han seguido desde el neolítico por todos aquellos caballeros anónimos que han sabido ver más allá del infinito horizonte al que apunta una verga en erección. Reglas creadas por aquellos hombres que han puesto las bases sobre las que se sostiene nuestra muy sólida civilización.

Una de esas reglas es muy sencilla: Si eres veterano, está prohibido inmiscuirte sexualmente con una novata universitaria.

Es muy guarro y de mal gusto que estén como putos perros hambrientos esperando ver las «nuevas reces» que entran a la facultad. Aquellas pobres criaturas llenas de ilusiones, sueños y ambición por aprender los oscuros secretos de la ciencia que ellas juran amar.

Aquellas pobres crías esperando aprender algo nuevo, esa curiosidad inherente, que de  forma cruel, oculta un trasfondo sentimental y un reacio y muy ciego anhelo de «enamorarse de verdad». Todos esos sueños se ven rotos, ¿y por qué?, porque tú, enorme pedazo de mierda, abusaste de tu posición y tus engaños, tremendo hijo de puta.

Hay detrás de todo esto un razonamiento muy obvio: Las novatas están bien pendejas. Fin de la discusión, por algo se llaman «novatas». Por más abusada que parezca la criatura, por más cultura que pregone tener, todos sabemos que no es verdad, está pendeja, por algo está estudiando. Estudia para intentar quitarse un poco de ese ignominioso pecado llamado ignorancia que tanto ensucia y colma el alma incauta.

Eso es algo que tú sabes, y por ende, aprovechas la situación para conquistar a pobres pequeñas ciegas, sordomudas, testarudas que no saben qué están haciendo con su pucha y con su vida en general.

Lo peor es que recurres a tácticas demasiado hijas de puta que en el gremio de los viejos sabemos que son una completa mentira, lo más bajo de flirting:

—Si amiga, el átomo, los neutrones, las reacciones redox, la belleza de la química orgánica. Todo es maravilloso. No agarres química orgánica con fulano, mejor con mengano.
—Muchas gracias fulanito, eres muy bonito conmigo, me caes muy bien.
—Sí yo sé, oye… perdón, no deseo incomodarte, pero te me haces muy bonita.
—Jeje, gracias.
—¿Te gustan los elotes?
—Sí, claro.
—A ver qué día vamos a campo bello por unos, hay unos muy buenos cerca del campus, ¿por dónde vives tú?
—Sí, jejeje, estaría muy bien, precisamente también vivo en campo bello.

Y ¡zaz!, ¿qué pasa?, la niña termina tragando otro tipo de crema con un alto contenido calórico, y por si fuera poco: Una crema que proviene de un tipo de elote que no se esperaba, uno de carne.

Ahora la niña ilusionada con su pendeja idea de que en verdad la quieres para algo serio, va a pasar todo el tiempo rogándote por atención los próximos meses. Al principio la tendrá, luego te vas a cansar y las vas a guardar en el closet de los esperpentos del semestre pasado: Junto a ese cuaderno lleno de apuntes mal hechos y garabatos, junto a esas hojas que te repartió el profesor de fisicoquímica que nunca leíste y que hasta terminaron manchándose con la manzana que se pudrió en la mochila, junto a esa extraña masa negra que también sacaste de la mochila y que no sabes qué es, pero que podrías jurar tiene pelos, ¿es un ratón muerto? Allí va a quedar ella y sus ilusiones… En el olvido.

Luego ella te verá cómo les tiras la onda a otras 20 damas probablemente más buenas que ella. Dado que es la facultad de ciencias químicas, la competencia es dura, porque hay 10 mujeres por cada hombre, plus, 3 de cada 5 hombres prefieren degustar de los placeres herejes del arroz con popote. Todo esto la acomplejará y le dejará secuelas para el resto de la carrera.

Vuelvo y leo lo que he escrito hasta este momento, y pienso: «Joder Efraín, en verdad eres un muchacho muy inteligente», pero bueno, volviendo al tema…

Acomplejarla es el mayor error cometido en tu perra vida, presta atención a este excelso silogismo que sólo puede crear una mente maestra como la mía:

La primera razón por la cual te refugias con las novatas es porque eres un pendejo. Todos nosotros lo sabemos y las mujeres veteranas lo saben con creces. Ya te conocen, ya saben tus técnicas, ya saben de qué pata cojeas, ya saben el tamaño de tu verga, ya saben hasta tus miedos más profundos y están listas para atacarte apenas oses tocar la puerta de sus recintos pidiendo clemencia para que ellas alimenten al perro y muy malagradecido Francisco  que cargas entre las piernas. Ellas no brindarán nunca a Francisco sus sagrados alimentos, tú lo sabes, por eso escapas a otras tierras vírgenes y fértiles donde no tengan un historial de tus crímenes contra la nación.

Vas con la novata, la pendeja que cae fácil. ¿Qué pasa?, pues le rompes el corazón… Pero olvidaste un pequeño detalle: La niña es un aeropuerto que propagará tus males hasta convertirlos en una pandemia, propiedad pública.

Ponte a pensar: La niña es novata, su único grupo de amigas son las otras novatas. Son mujeres, ergo, son chismosas. Además, como buena mujer te va a presumir con sus amigas, «me estoy chingando a aquél wey», jaque mate ateo. Cuando la mujer y tú terminen, ella contará hasta el más mínimo de tus defectos a sus amigas. Luego ellas pasarán a segundo  semestre, conocerán a más chicas y correrán más el rumor, luego a tercero, cuarto… ¿Captas la idea?, en menos de un año serás el ser más odiado de toda la facultad, incluso correrán rumores tipo: «Aquél pendejo violó a una chica en los baños».

Por si fuera poco le arruinas el panorama a todos los concursantes, con el nuevo complejo, la muy pendeja de ahora en adelante pensará que todos son iguales, ¿y qué puta necesidad?, ¡¿eh?!, ¡¿qué puta necesidad de hacerlo más difícil?!

¿Crees que estoy bromeando?, ponte a pensar con detenimiento, además, te lo dice un ser que está cercano a la omnisciencia  de las emociones humanas, un santo, un puto pontífice emisario de la palabra de Dios y la verdad absoluta. Meterse con las novatas no sólo es un acto ruin, sino también es una forma de cavar tu propia tumba.

Sólo te puedes meter con una novata hasta que llegue a tercero o cuarto. Ya cuando conoce las reglas del juego y ya tiene un historial completo de tu puta carrera profesional como buitre. También hay una excepción: Si ella es la que te busca, pues adelante, que aprenda a las malas. Pero ojo, que te haya buscado por su naturaleza, no por el hecho de haberle causado un interés como parte de un plan oscuro.

Además, ¿a quién carajos impresionas con tus pescas?, es el equivalente a presumir que sacaste un pescado de 20 kilogramos de un criadero de peces, que metiste la caña a un puto acuario y sacaste algo, eso lo puede hacer cualquier amateur.

Sé como yo, sé cómo los hombres de verdad de la facultad… Los hombres de verdad pescamos a lo Heming-way (the only way), el viejo y el mar, solos contra los oscuros océanos y sus misterios, enarbolamos el anzuelo y lo arrojamos hasta donde el hilo llegue. Esperamos, pacientes, a veces días, semanas, meses, allí estamos, solos con la caña, solos con el vasto mar.

Psss… psss… psss… ¿Qué es eso que se mueve?, ¡joder!, el premio mayor. Jalo con todas mis fuerzas, ¡ahhh!, las manos llenas de sangre por el hilo que me ha cortado, esta presa ofrece increíble resistencia, seguimos luchando, ¿qué es eso?, ¿es un “de seguro eso le dices lo mismo a todas”?,  no amor, sólo a ti. Sientes que vas a perder la mano, ¡aggh!, qué  fuerte, ¿qué estoy pescando?, estoy confundido, el corazón me late a mil por hora, ¿viste eso?, un enorme pez marlín de 200 kg ha brincando frente a mí, cae de nuevo al agua y me moja toda la cara, parece que quiere escapar, ¡no lo dejaré!… “Siempre me gustaste, desde primer semestre”, ¡Zaz!, el marlín parece que se enredó en el hilo, cada vez se mueve menos, ambos estamos cansados pero seguimos luchando por  días, ¿qué es eso?, ¿un visto de una semana en whatsapp?, maldito animal rebelde, jalo con más fuerza, le avientas un meme romántico, ¿qué tal aquella foto que se tomaron juntos en el rally de novatos?, jala, no pierdas las esperanzas, ¡las manos duelen!, “¿sabes?, te amo”… Jaque mate, el pez se ha rendido, es hora de volver a casa con el trofeo después de esta épica y sanguinaria batalla.

El ruido en el mar ha sido estruendoso, ¿qué es eso que se ve en el agua?, es tu sangre y la del marlín, has dejado un rastro muy grande para otros depredadores. ¿Qué es aquello que parece aproximarse?, ¡oh no!, ¡tiburones!, son todos tus amigos traicioneros. Empiezan a morder y despedazar a tu presa, “eso le dice a todas”, maldito animal traicionero, ¡aléjate!, “yo pensé que estaba saliendo con fulana”, hijo de puta, ¡aléjate mal amigo!, “la verdad es cierto aquello de que tiene la verga pequeña”, malnacido, te odio… Pasan las horas, el marlín ha muerto a manos de los tiburones que se hacían llamar tus «amigos».

Volvemos a la orilla, con las manos vacías, sin nada qué decir, sólo contar aquella anécdota de cuando fuimos a pescar al mar: “Estuvimos saliendo un rato, pero al final no se armó nada”.

No sean así… hijos de puta.

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