Las madres y la obsesión por el ahorro radical.

Hoy hablaba con mi crush sobre cereal, porque todos sabemos que la mejor forma de caerle bien a una mujer es sacarle plática sobre cereal, comida y otras cosas nada trascendentales.  Aburrirlas hasta el cansancio, aburrirlas hasta el punto que digan: «No mames, éste cabrón es el hombre que más me ha aburrido en la vida, eso lo hace especial, lo amo».

Como sea, yo me quejaba sobre lo triste que es comer cereal sin sabor, no quisiera desprestigiar ni insultar de ninguna forma a ningún cereal. Pero el puto corn flakes de mierda es una de las mayores desgracias que ha sufrido la humanidad, incluso más que la invención del condón.

Normalmente el cereal es un alimento para niños y adultos muy perezosos. Cuando yo era niño la idea del cereal era una de mis favoritas, es sencillo de preparar y sabe bien. Mi mamá me acostumbró a comer cereal de varias marcas: Bolitas de chocolate, arroz de chocolate, cereal con malvaviscos, cereal azucarado, etc.

Pero algo pasa en la mente de las madres que las vuelve ahorradoras compulsivas. No sólo dejó de comprar cereal bueno, sino empezó a comprar corn flakes, lo cual es una mierda, un insulto gastronómico.

Los niños no comemos «cosas de adultos», cuando éramos niños no nos gustaba el sabor de la cerveza, no nos gustaba el sabor del cigarro y no nos gustaban ni las niñas. Ahora de adultos somos todo lo contrario: Nos gusta tomar tanta cerveza hasta vomitar, fumamos hasta que duelen los pulmones, y bueno, ¿por qué masturbarte cuando te puedes venir en la boca de una niña?

Lo que nunca cambió fue mi odio hacia el cereal sin sabor, no creo que nada me haga más triste que levantarme en la mañana y que no haya nada de desayunar, abrir la alacena y ver ese puto cereal insulso que compra mi madre. Lo peor es que nadie se lo come, sin embargo sigue comprando.

Lo compra por la sencilla razón de que es el más barato. Antes compraba del original donde salía el gallo feliz (que igual es una mierda), luego pasó a una marca con una familia feliz toda utópica, luego a una familia igual de feliz pero más clase media, luego pasó a una caja que sólo decía “cereal”, luego a una caja completamente blanca, luego pasó a comprar bolsas de ese que son a granel, o sea, pisamos fondo.

Total, el puto cereal que ahora trago cuando estoy muy necesitado no sé a ciencia cierta si cumple con los estándares de sanidad y nutrición. Si te fijas podría ser muy fácil vender cereal adulterado, ¿quién se fijaría?, las víctimas son los niños. Un niño no puede demandar, sólo quejarse y llorar: «Mamá, mi cereal sabe a mierda y tiene algo peludo nadando en la leche». La madre nunca escuchará porque el puto cereal es demasiado barato, una puta ganga, no importa si a tu hijo le da cáncer, Dios no quiera que gastes 20 pesos más en un cereal de buena calidad, Dios no quiera que pongas una sonrisa en el rostro de tu hijo.

Las madres nos odian por haber desgarrado sus úteros y carnes cuando nacemos, por ende la vida es una venganza de comida que odias y tu madre obligándote a comerla, es la forma en la cual se desquitan de todo el dolor que les causamos.

Empiezan rebajando el dinero que gastan en cereal y de allí se van a todo lo «genérico». Los alimentos no deberían ser «genéricos», se paga por la calidad y el sabor, no por el simple hecho de que se parecen al original y nutren de la misma forma. Siguiendo la misma lógica un puño de tierra es igual de nutritivo, incluso tiene proteínas si te llegas a tragar algún insecto.

¿No has visto las 20 variaciones de coca-cola?, cada una más diluida y con menos azúcar que la anterior. Lo mismo con las latas de atún, los condimentos, y cualquier cosa cuya receta pueda ser imitada en una fábrica y ser envasada a gran escala.

Estoy harto de comer cereal sin sabor, estoy harto de que las madres sólo por comprar cosas baratas terminen mal alimentándonos y llenándonos de dolor el desayuno, como futuro presidente de México exigiré que todo niño deba tener por derecho comer cereal del sexy y delicioso, no la mierda del corn flakes y nada de dudosa procedencia.

Y cualquier madre que se resista a mi legado de justicia divina será condenada a ser asesinada a pedradas en la plaza pública de la ciudad, ese será mi decreto real.

Basta ya de dejar traumas en nuestra niñez, ya suficiente dolor tenemos con haber sido violados por nuestros profesores, bullying en la escuela, que nos llamaran gordos y que no nos dieran dinero para gastar en la escuela.

¿También tenemos que aguantar comer un puto cereal genérico?, pues si no es medicamento chingada madre, no es un supositorio, no me lo voy a meter por el culo, es mi puta comida, y dado que es comida exijo calidad, exijo sabor, exijo el cielo en mi boca.

De no cumplirse con todas mis peticiones pienso secuestrar al tucán del froot loops, al conejo trix, al elefante del choko krispis y a toda la bola de botargas pendejas, y las asesinaré una a una hasta que:

1.- Los precios sean igual de competentes que los cereales asiáticos a granel clandestinos.
2.- Que las madres dejen de ahorrar como pendejas para comprarnos ropa, porque igual somos niños y no nos gusta la ropa.

Palabra del señor, amén.

#PeaceOut.

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