Las buenas personas no cambian el mundo

Un día sin pedirlo naces, sin saber lo que es bueno o malo te dicen que tu camino es el de ser bueno, porque nadie nunca ha tenido la libertad de escoger el de ser malo, sólo se nace para seguir el mismo camino que todos los otros han escogido, para repetir los mismos pasos, para dejar más marcada la huella que otros antes han marcado.

Tus padres te enseñan a decir por favor y gracias, te enseñan que debes ser educado, honesto y agradecido por estar vivo, por tener más que los demás, te enseñan que eres diferente incluso cuando eres una copia de todos los demás, te enseñan a que no pienses en ello.

Te enseñan que debes ir a la escuela, incluso si la escuela es la mayor fábrica de ignorantes, de niño te enseñan que la educación es lo más importante, incluso si la escuela al final de tus días es lo que menos definirá lo que realmente eres, te enseñan que la escuela es lo más importante, incluso mientras tú mismo dejas de llorar el dolor que se siente que maten lo poco de imaginación que se te otorgó. Te enseñan que la única forma de vivir es querer ser como los demás, como los otros que son «buenos».

Te enseñan a ser buen estudiante, te enseñan a sacar buenas calificaciones, te enseñan que tener un cien en una boleta de calificaciones te hace mejor que los demás, porque la baja concepción de la realidad con la que educaron a tus padres es con la que estás siendo educado.

Te enseñan a esforzarte por sobresalir, por destacar, por ser bueno en cosas en las que reamente nunca te interesó ser bueno, pero lo eres, y haberlo logrado te define como «mejor que los demás».

Te enseñan a rezar por un Dios que no hace nada por ti, pero te enseñan que todo lo que tienes ha sido gracias a él. Con una fe ciega rezas y depositas esperanza, ruegas para que cuide a los tuyos, y así como aquellos que pensaban que la lluvia era debido a un Dios, de la misma forma piensas que todo lo bueno que te pasa es gracias a ese Dios, y así como aquellos que pensaban que el sol era un Dios, de la misma forma piensas que estar vivo es gracias a Dios, amas a Dios, todo gracias a Dios.

Empiezas a tragarte tus malos pensamientos, tus malos deseos, porque Dios te va a castigar, porque Dios no quiere que seas así,  porque es mejor ser buena que mala persona.

Luego, mientras estudias o trabajas te topas personas que son la efigie de todo lo contrario que te enseñaron por bueno, son el antónimo de todo lo que tú eres.

Te topas personas que no son educadas, te topas personas que no creen en Dios, te topas con personas que no siguen tus reglas y leyes, tus principios éticos, que no siguen tu moral, que no buscan ser buenos como tú, que no buscan tener un estilo de vida parecido al tuyo.

Los odias, pero no haces nada, porque tú eres una buena persona, los juzgas y los ves como «esos pobres diablos» que no saben lo bueno que es ser tú, que no saben lo grato que es tener un buen estilo de vida.

Mientras tú luchas por ser lo que tus padres quieren, ellos luchan por no seguir los mismos pasos.
Mientras tú luchas por hacer sentir orgullosos a los demás, ellos luchan por decepcionar y deslindarse de todo lo que esperaban de ellos.
Mientras tú luchas por sobresalir de una forma positiva, ellos sobresalen de formas negativas.
Mientras tú luchas por demostrar que tu forma de vivir es la correcta, ellos ni se inmutan en querer a que los demás vivan como ellos viven.
Mientras tú piensas que estás en lo correcto, ellos te dan indirectas de que no lo estás.

Te esfuerzas en ignorar a esas personas por más difícil que sea, porque te enseñaron a no darle importancia a esas personas. Porque su negatividad, su toxicidad y todas sus cosas malas no te ayudan en nada, no quieres ser como ellos, porque tú fuiste educado para ser como los buenos, para ser como los demás, para ser parte de las personas que realmente valen la pena.

«Rodéate de buenas personas»,  es lo que te enseñaron, aléjate de los malos, aléjate de aquellos que no son como tú y no desean ser como tú, aléjate, aléjate lo más que puedas. Porque al final de día, esas personas no van a dejar nada bueno en tu vida, tú sólo debes buscar cosas buenas.

Con suerte y mucho esfuerzo, vas a destacar tan sólo un poco más que los demás, vas a tener tanto dinero como te enseñaron que mereces, vas a ser tan feliz como te enseñaron que debes serlo.

Vas a tener hijos y vas a educarles exactamente de la misma forma que te educaron, porque si a ti te fue bien con ese estilo de vida, a tus hijos les debe ir igual.

Te ríes, porque mientras tú ganas más que los demás, mientras tú vives rodeado de cosas buenas, ¿qué fue de aquél pobre ingrato que conociste?, le fue de lo peor.

Mientras tú te sientes orgulloso de ser el mejor promedio de tu generación, el malo sigue siendo el ápice de aquellos que luchan contra la escuela de la que tú tanto estás agradecido, que tanto te enseñaron a amar, que tanto te dio.

Mientras tú te sientes orgulloso de haber votado por el partido político correcto, aquél pobre malo sigue haciendo sus manifiestos en contra de lo estúpido que es la política, incluso, alguno de los pobres malos que conociste murieron en querellas políticas, incluso algunos están presos.

Mientras tú te tomas fotos en tu boda, aquél pobre malo sigue haciendo manifiestos que no sólo de amor vive el hombre.

Mientras tú le pones de mal ejemplo a esos pobres malos, los pobres malos le enseñan a sus hijos a no ser como tú.

Mientras tú aseguras que vives en la felicidad, aquél pobre malo todavía se cuestiona lo insulso y falto de significado de todo lo que tú ves por felicidad.

Pasa el tiempo, y al final de día todos tienen lo que merecen, o al menos eso piensas.

.  .  .

Cuando menos te das cuenta, ya han pasado todos los días que te correspondía vivir, has sido feliz, has tenido una buena vida, has tenido una familia, has educado a tus hijos a ser  como tú, como los demás, les has enseñado que ser buenos les puede dar una vida tan digna como la que tú tuviste.

Cuando pase el tiempo tus hijos morirán, los hijos de tus hijos morirán, así como murieron tus padres, como murieron tus abuelos, como murieron tus bisabuelos. Y tal vez, y sólo tal vez,  cuando te quites el velo de tus ojos, te darás cuenta de que no eres tan bueno como creíste, sólo fuiste buenos con los tuyos,  te darás cuenta que el estilo de vida de ser «bueno» es exactamente lo mismo que han hecho las personas que nunca han hecho un carajo por el mundo, es cierto, fuiste feliz, tuviste una vida plena, pero al final de día no lograste ni hiciste nada que haya hecho de este mundo un lugar mejor.

Porque el mundo no se cambia siendo feliz, el mundo no se cambia siendo buena persona. Para cambiar el mundo hace falta ensuciarse las manos, para cambiar el mundo hace falta sufrirlo demasiado, hace falta empezar a cuestionarse todo lo que te enseñaron por bueno.

Las buenas personas nunca han cambiado el mundo, las únicas personas que han cambiado el mundo son aquellas que nos cuestionamos si realmente fueron buenas o malas personas en vida. Son aquellas personas a las que nunca pudiste definir, son aquellas personas que siempre estuvieron en tu contra, porque curiosamente las personas que más van en contra de lo que a ti te enseñaron fueron los que cambiaron el mundo, son las que cambiaron las cosas que el día de mañana le educarás a tus hijos, las personas que eran las contras de tu abuelo fueron los que cambiaron el mundo, fueron los que crearon lo que a ti ayer te educaron por bueno.

Al final de cuentas, las malas personas cambian el mundo, las malas personas son las que te educaron a ti y a los tuyos para ser buenos.

Es cierto, hay dos tipos de formas de vivir,  puedes ser una persona buena y ser feliz, por más egoísta que eso sea, por más contradictorio que eso sea a la concepción que tienes por «buena persona».

O puedes ser mala persona, puedes ser odiada,  puedes morir cambiando al mundo y con suerte lograrlo, pero créeme, las personas que mueren intentando cambiarlo trascienden, las personas que lo cambian sin morir también trascienden.

Pero de algo estoy seguro, nadie ha trascendido simplemente teniendo una familia y siendo feliz, nadie ha cambiado al mundo sólo siendo buena persona, sólo teniendo buenos deseos.

Porque al final del día, nacer sólo para ser feliz es nacer para ser un don nadie.

#PeaceOut.

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