Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre…

Mi madre nació en Chihuahua México, bautizada con el nombre de María Teresa y también con la sucia costumbre de amar hasta que duele. Nació en una época en la que sólo los ricos y los más inteligentes tenían derecho a estudiar. Hija de una camada de cinco, después de que muriera la tía que nunca conocí mi madre decidió irse a la ciudad de México para estudiar enfermería en el heroico colegio militar, dejó atrás a tres hermanos para convertirse en una boca menos que alimentar, para que las pocas oportunidades se repartieran en tres y no en cuatro. Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre que desafió a lo que tú llamas suerte.

Entrenada en paracaidismo, rapel, combate, tiro con armamento, y claro, enfermería. Tras seis años de servicio desertó porque creyó que el amor por un hijo es más grande que cualquier carrera militar. No te lo cuento yo, te lo cuentan las fotos amarillentas que hay en un álbum de fotos, ese amarillo que tienen los sueños cuando mueren, ese amarillo propio de la nostalgia.

Imagina que tipo de mujer tiene que ser mi madre, sólo una loca se casaría con otro militar. En un abrir y cerrar de ojos yo me convertía en hijo de altos rangos desertores del ejército mexicano.

Yo no nací tan fuerte como mi madre, nací enfermizo y condenado a perder un riñón por mis problemas de salud a los cinco años. Imagina que tipo de mujer tiene que ser mi madre que con un «¡Pobre de ti si te llegas a morir, pendejo, no sabes cómo te va a ir!» bastó para asustar incluso a la muerte.

Mi padre no fue cómo mi madre, fue un ladrón, asesino y drogadicto patético. Pero imagina que tipo de mujer debe ser mi madre que cuando vio que las acciones de mi padre ponían en riesgo a su hijo lo sacó de la casa y dejó que los pecados del hombre lo siguieran hasta que los mismos se encargaran de matarlo, de cobrar la venganza que las manos entrenadas de mi madre nunca harían. Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre que hasta la fecha no se le ha visto ni un solo rasgo de culpa en el rostro a través de los años.

Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre que es la única persona que conozco capaz de suicidarse en  dos trabajos de ocho horas cada uno y trabajar de repartidora en una pastelería los fines de semana.

Imagina qué tipo de mujer debe ser mi madre, sabe manejar bicicletas, motocicletas, automóviles, camiones, montacargas, casi cualquier tipo de vehículo. Es buena haciéndolo, y no sólo eso, tiene suerte, ha sobrevivido a varios choques la muy cabrona, a veces pienso que también ahuyentó a su propia muerte a base de puros gritos y regaños.

Mi madre ha sido mi enemiga número uno: Truncó mi carrera de drogadicto, mi carrera de ladrón, mi carrera de asesino, mi carrera de alcohólico, vaya, hasta mi carrera como actor porno, el obstáculo número uno en cada uno de mis sueños.

Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre, ella me enseñó a no creer en la gente, a buscar erradicar la hipocresía de las personas, a erradicar la propia, a ser enemigo de las mentiras de ustedes los que son «honestos», me enseñó que llamarte honesto a ti mismo es el primer paso para ser un mentiroso de los grandes.

Me enseñó a no llorar, a soportar todo el dolor físico y mental, a usar las palabras para causar todo el daño que necesite causar, a tender mi cama, a lavarme los dientes y a siempre decir “por favor” y “gracias” incluso a las personas más mezquinas.

Mi madre es la única persona que vende sus cosas para llevar comida y ropa a los pobres en navidad, ella no lo publica en redes sociales, ella no se graba en vídeos ni busca el reconocimiento de tu sociedad seudo altruista, ella es la única persona a la que la palabra «gracias» no le dice nada pero igual me obligó a decirla.

Muy fácil: Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre como para haber soportado a un cabrón como yo.

Mi madre me enseñó a no tener que presentarme en los lugares que piso, a ser odiado por muchos y querido por pocos, pero nunca ignorado.

Porque mi pisada, antes de hacer resonar mi nombre… Hace resonar el de mi madre.

Imagina que tipo de mujer debe ser mi madre que todas las personas hacen que para mí sea diez de mayo, día de la madre, me la recuerdan tanto y en tantos lugares.

Por eso, cada vez que nos dices:

─ ¡Chinga tu madre!
─ Hijo de tu puta madre.
─ Hijo de la chingada.

Más que insultarnos, ten por seguro que nos engrandeces. Porque cuidado con mi madre, si “la chingada” existe, ten por seguro que tiene el nombre de mi madre.

Sólo mira mis palabras, mis ojos y mis acciones… Allí tienes la respuesta de lo poco que te puedo mostrar, de lo mucho que es mi madre,  soy la sombra de una montaña.

Agradezcan a mi madre, y mucho. Porque lo único que me ha detenido estos años de hacer lo que yo quiera es ella, es el: «¿Qué pensaría de mí, mi madre?».

Dios los agarre confesados el día que ya no esté mi madre, el día que la vida rompa las cadenas de moral, ética y amor del que duele… Que es mi madre.

Les desearía “feliz día de la madre”, pero adivinaron, mi madre me enseñó que no venimos a ser felices, y eso es algo  que pocas madres enseñan.

No es que odie a nadie, pero mírate, compárate con mi madre, y allí sabrás lo mucho que te falta para que el día de mañana la palabra “madre” no te quede tan grande.

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María Teresa, la más cabrona.

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