Querido diario:
Hoy he venido a hacerte el amor como hace muchos días no lo hacía, quince para ser exactos. Yo sé que por tu mente han pasado teorías locas, tal vez estarás pensando que te engaño con otro diario, que tus hojas blancas y vacías ya no me llenan como antes, no, no estés de paranoico, no es nada de eso.
Querido diario, me han diagnosticado una depresión muy seria, ¿quién?, pues yo, yo mismo lo hice, soy la puta hostia, ¿para qué darle mi dinero a un psicólogo si yo ya sé los dos diagnósticos principales para todo?, estrés y depresión. ¿Tienes ganas de matar a alguien?, estrés, ¿piensas todos los días en suicidarte?, depresión, ¿tienes crisis existenciales todo el tiempo?, estrés y depresión, así es el imaginativo panorama de la psicología, todo se reduce a dos diagnósticos, así de patético es ser psicólogo, así de cerrado, que por cierto, en unos días te voy a traer un ensayo súper chingón que podrá usar cualquier estudiante de psicología como tesis, de gratis, para que me lo roben, como todo lo que hago.
Pero bueno, a lo que voy. Yo me deprimí porque hace quince días caí en cuenta de que se me habían acabado las vacaciones, me percaté que mis dos meses no me duraron ni para hacer una cuarta parte de todo lo que deseaba día a día mientras me sentaba en la última silla de cada salón anhelando mi muerte, o las vacaciones, una de las dos.
Hablo mucho con las personas a través de facebook, me hacen preguntas raras, me sacan pláticas que no tendrían confianza de sacarle a otras personas porque saben que la sociedad los juzgaría, y pues yo no, a mí me excitan las ideas enfermas, siempre son bienvenidas.
En esas románticas tertulias del cyberespacio nunca falta el don imbécil que me saca las preguntas tipo: «¿Y tú qué tal?, ¿cómo te la pasaste estas vacaciones?», ojo, no me molesta que muestren un seudo interés ─conmigo todos deberían hacerlo, soy bien interesante─, lo que me molesta es que esas preguntas sean el preludio para echarme en cara el hecho de que no haya realizado nada de «provecho» como ellos, o el hecho de que mis pasatiempos no cumplan ─lo que para mí─ son unas patéticas expectativas.
Siempre me presumen sus increíbles vacaciones en la playa, ¡wow!, arena, agua salada y sol, ¡que gran diversión! No sé porque lo hacen, nunca me ha llamado la atención la playa, es una mamada, te quemas si no usas bloqueador, el agua no se puede tomar, no estás acostumbrado al clima (venimos de un desierto, no mamen), en fin, la playa es para pendejos, pero claro, nunca faltarán sus acérrimos defensores, porque ir a la playa es sinónimo de felicidad y status social, ¡pff!, manada de pendejos, putos borregos.
Pero no vengo con la intención de criticar a los jóvenes de playa, hoy vengo con la intención de criticar a los que trabajan en vacaciones. Yo sé que trabajar es «bueno», pero la verdad me caga que me presuman sus trabajos patéticos, no sé el porqué les gusta trabajar en tiendas de auto servicio, me refiero a Soriana, OXXO, WalMart y todas esas tonterías (no sé como se llamen en tu país o estado), pero aquí en Chihuahua México son las que se me vienen en mente.
No hay nada más triste que trabajar en un empleo donde te dicen que debes hacer, cómo hacerlo y que tu persona se tenga que ver reducida a todo lo que no eres. Todos sabemos que cuando estás de aquél lado de la caja registradora tu filosofía de vida se convierte en: «el pendejo del cliente es un imbécil, alguien que debería estar muerto, pero claro, siempre tiene la razón».
No hay que inquirir mucho en la mentalidad que tiene una persona que trabaja en eso para darse una idea de todos sus problemas mentales ─de nuevo mi doctorado en psicología atacando─. ¿Sabes qué hay en esas mentes?, depresión, estrés y mucho auto desprecio. Sólo una persona que se odia podría aguantar el hecho de tener que lamerle la verga al cliente después de que te llaman pendejo por no hacerles un descuento del 10%, sólo un pendejo aguanta turnos de 8 horas parado detrás de una caja registradora o acomodando frutas, sólo un pendejo que se odia mucho se viste como las reglas de esa empresa dictan.
Cuando me presumen que trabajaron en una tienda de auto servicio yo me imagino la siguiente escena:
─Hola, buenos días, gracias por venir a nuestra tienda, ¿tiene tarjeta de putos?
─No.
─¿Le gustaría hacer una recarga a su teléfono?
─No.
─¿Le gustaría hacer una donación a los niños con cáncer del Haití?
─No.
─Muy bien, unas frituras, una soda y un kilo de tomate, van a ser 2 mil pesos, por favor.
─¿Qué?, ¿De dónde carajos?, se supone que la carne tenía un 50% de descuento.
─No señor, es un 5%
─No, yo leí la etiqueta y decía que era un 50%
─Señor, si gusta verificar de nuevo dicha etiqueta, el sistema me marca el descuento de forma automática, es un 5%.
─Usted es una pendeja, eso es lo que usted es, «el dsistema mi marca di forma automática», ¿de casualidad no le marca también que usted es una pendeja?
─Claro señor, soy una pendeja, usted siempre tiene la razón.
─Así es, yo la tengo, siempre, ¿sabes que deberías hacer?, chuparme la verga en este preciso momento.
─Claro que sí señor, si gusta pasar de este lado de la caja
─¿Te gusta perra?, ¿Te gusta mi polla?
─¡Oh señor!, nunca me habían metido una tan grande y jugosa a la boca, señor, es tan perfecta, su verga sabe tan deliciosa, su verga no sólo sabe a lo que saben los labios de Dios, su verga está rodeada de un aura de razón.
─Lo sé, eres una maldita viciosa, puta, se te ve en la cara lo mucho que la gozas, te gusta perra, ¡eh!, te encanta, juega más con ella, pórtate mal, quiero verte traviesa.
─¡Oh señor!, me excita tanto que me hable así.
─Yo sé que te encanta, mi verga siempre estará al 50% de descuento para ti, maldita puta.
─Señor, por favor véngase en mi cara.
─¡Ah, me vengo, ahhhhhhhhhhhhhhhh!.. Te amo, estuviste genial.
Y así es como después de una jornada de trabajo sales con un 50% de descuento escrito con semen en tu frente, y claro, tener que pagar de tu propio sueldo no sólo el dinero que le descontaste al cliente que siempre tuvo la razón, sino que también tienes que pagar 3 millones de dólares que se desaparecieron de tu caja misteriosamente.
¿Eso es lo que me presumen?, ¿esas son sus vacaciones?
Bola de pendejos, gatos, arrastrados, pendejos, aprendan a respetarse, tengan un poco de amor propio, luego vienen y me presumen su trabajo en Soriana, en el OXXO, de mesero, vendiendo zapatos, ropa, y todas esas mierdas que te hacen ser un borrego arrastrado con sus seudo delirios de libertad.
Pendejos.