La oveja blanca de la familia: Mamá, perdón por vomitar tu etos.

Prólogo.

   Hace más de 5 años en una vieja cuenta de Facebook había escrito una nota llamada: “Valor sin valor y la desvalorización del verdadero valor” o una mamada así, esa cuenta se murió así como las palabras que dije en aquel tiempo, así como mis ganas de volver a decirlas aunque aún las lleve en la memoria. Esta entrada ha sido creada ya que en 5 años la sociedad ha crecido mucho, crecer no es sinónimo de bueno, ya que la sociedad hace 5 años era un cáncer, hoy la sociedad es sinónimo de metástasis.

   Cada día todos ustedes están más jodidos y yo cada día estoy mejor, más correcto, más exacto, mi moral está en superioridad, está alcanzado su apoteosis, esta entrada es creada con la intención de burlarme de ti a pesar de que estás enfermo de cáncer, quiero hacerte sentir inferior a pesar de que seas mejor que yo. Esta entrada se debe leer bebiendo algo para que así puedas escupir a la pantalla y reírte de todas las pendejadas que diré, esta entrada no sólo es una típica crítica, sino que es una apología a un estilo de vida abstemio a pesar de vivir en vicios, porque en la actualidad se puede ser abstemio en tantos sentidos, los modernos diría yo: Los más importantes.

Esta nota es para que si me tomabas por pendejo, pues lo sigas haciendo, porque ser pendejo es una de mis mejores virtudes.

   El otro día estaba fumando en la escuela hablando con un conocido el cual lleva la misma materia que yo, sólo que a mí me dan clases primero y a él a la hora siguiente, me dijo: «Oye, tú que tienes la clase primero, pues tómale una foto al examen y me la mandas para ver que viene y prepararme o irle adelantando», le respondí: «Pues te la pasaría, pero no uso celular así que no hay forma de que te pase dicha foto». A continuación puso su cara de sorpresa seguido de un tierno: «Puta gente incomunicada», claro, después de haber revisado en mis bolsas para asegurar que no le estaba mintiendo, en otroro habría sido yo el que se sorprendía por su reacción, pero como ya mencioné, el cáncer actual de la sociedad es terminal y estoy acostumbrado a ver morir a mis contemporáneos frente a mí, estoy acostumbrado a ver caras de sorpresa ante las cosas más pendejas y a no inmutarse ante las más extraordinarias, ¿Gracioso?, sí, pero ya he visto tantas veces esta comedia que sonrío más por cortesía que por naturaleza, pero esto también es mentira, porque no soy de los que ríen por cortesía, porque reír por cortesía es el eufemismo de decirle «pendejo» a tu interlocutor, y claro, ¿Por qué gastar tanta energía riendo cuándo es más fácil decirle pendejo a alguien en la cara?

   Podría decirte muchas razones del porqué no uso celular, pero no las entenderías, también podría darte un discurso motivador sobre la deshumanización ligada al avance tecnológico pero no es nada que no te haya dicho una de las páginas homosexuales a las que le tienes like en Facebook, yo haré que te hagas preguntas y las respuestas a esas preguntas definirán el contraste grande que hay entre alguien enfermo y alguien cuya forma de pensar espera ser la quimioterapia que pide a gritos aquello que eres y que has olvidado por ser lo que los arquetipos sociales te piden que seas.

   ¿Por qué alguien no usaría celular en esta era de la globalización?, o más importante aún: ¿Por qué para ti es tan indispensable el uso de un Smartphone?, exacto, todo lo que tú necesitas, todo lo que para ti es indispensable yo no lo tengo, no sé qué es sentir aquello de no poder decirle algo a alguien en cualquier momento, no he sentido aquello de que te dejen «en visto», no sé qué es aquello de no poder estar al pendiente de una red social, no sé qué se siente aquello de no ser el primero en no enterarse de que el Chapo escapó de prisión, de que Jenny Rivera murió o de aquel evento musical en tu ciudad que no debes perderte, no sé qué se siente no ser parte de lo que todos quieren ser a pesar de no serlo, y claro, todo lo que soy ni por asomo me ha pedido sentirlo, ¿Qué mente cuerda te exigiría dosis de locura?

   En la entrada anterior había hablado sobre el cómo la comunicación nos ha empujado a no conocernos en absoluto, y eso es una verdad, cada día nos conocemos menos para conocer más la efigie que likes y fotos construyen, se ha convertido en una sociedad de mitómanos de la que todos quieren formar parte, pero, ¿Por qué?, ¿Quién querría formar parte de una mentira tan grande?

   Cuando se vive en constante mentira se pierde la capacidad de poder distinguir la verdad, parecido a cuando llegas a un lugar que huele mal y al poco tiempo tu nariz se acostumbra, así pasa con las mentiras, con el dolor y con cualquier cosa que clasificamos como «mala» y al final se termina convirtiendo en el pan de cada día, vive en el constante hedor y el día que vuelvas a probar el oxígeno no sabrás explicar por qué te huele a mierda, pero así será.

   No te culpo ni te veo como un pendejo por formar parte de este tipo de tendencias, claro que no, hace años pensaba que lo eras pero he aprendido a culpar a tu sociedad, es ella la que te empuja a hacer pendejadas de lo tanto que la han contaminado. La chica anoréxica no nació anoréxica, fue tu sociedad la que la empujó a cumplir con los arquetipos de belleza y todo se escapó de sus manos, el chico «antisocial» que tiene problemas en su habla no nació así, fue tu sociedad la que lo rechazó tantas veces hasta el punto de no poder salir más de aquel lugar dónde lo enfrascaron, más gracioso aún que incluso hayan inventado términos como «antisocial», «asocial» para describir las mismas pendejadas que ellos han creado, hace tiempo que yo ya dejé de llorar por lo que hace tu sociedad, ahora río llorando, porque así parece que río de felicidad y ya ni la ironía puede describir lo absurdo que se ha vuelto este juego, mira que la delgada línea que mantenía las cosas en su lugar hace tiempo que ya ha sido ultrajada y ya es mejor reír de las pendejadas que vemos cada día.

   El otro día en la escuela veía a una amiga peinándose en el reflejo de un matraz de laboratorio, ¡UN PUTO MATRAZ!, la vanidad se ha creado del deseo de que el reflejo del espejo sea lo que la sociedad te dice que sea, bien sabido es esto, a veces me gusta ponerme a pensar que haría la sociedad si les quitase el privilegio del propio reflejo, muchos morirían, pero al final sobrevivirían aquellos que pueden seguir viviendo sin lo que digan los otros y lejos de cumplir las expectativas de los demás, volverías a la verdadera selección natural y no el artificio moral que tu sociedad ha creado.

   Vivir dependiente de lo que dice tu reflejo es la muestra más clara de lo poco que te conoces, ¿Cuántas veces has visto tu reflejo?, ¿Aún no terminas de aprenderte tu rostro?, hace años escribí un texto que decía: «Aquellos que pueden ver su rostro en un espejo sin sentir miedo de todo lo que está detrás de sus ojos son los que realmente han llegado a conocerse», entonces y sólo entonces cuando vivas evitando espejos será la mayor muestra de lo bien que te conoces, porque sabrás que lo que muestras por fuera no es más que la nimia sombra de toda mierda que llevas dentro, sabrás que el maquillaje que tanto usas está más marcado en aquellas zonas que no te gustan de ti, sabrás que lo que intentas resaltar como pequeñas «virtudes» son las más claras muestras de los grandes defectos que llevas dentro.

   Con el tiempo cuando abandones los espejos sabrás que el único reflejo que vale la pena ver es aquel en los ojos de otra persona, cuando ves tu reflejo en los ojos de otra persona es cuando realmente te das cuenta de quién eres, sabrás que vives intentando ser lo más grande para pasar por esos cristales tan pequeños y al final de cuentas te habrás convertido en alguien que será incapaz de identificar su propio rostro; su propia persona.

   Culparé a tu sociedad de haberte arrastrado a la dependencia de reflejos, culparé a tu sociedad de haberte arrastrado a vivir dependiente del sonido de una notificación de whatsapp, culparé a tu sociedad de orillarte a aprenderte la letra de canciones que realmente ni te gustan, así como también culparé a tu sociedad de orillarte a no querer cambiar todo lo anterior. Tengo la completa predisposición de ayudarte a sentir miedo de tu propio reflejo y de las cosas enfermas que puedes llegar a pensar y que prefieres ocultar, estoy completamente dispuesto a hacerlo así tenga que perder tu amor, tu amistad o mi propio papel en la sociedad.

   Hay dos formas de vivir la vida, o la vives normal y llevadera o la vives como mártir, yo prefiero esta última, no por amor al dolor, sino porque hace falta gente en esta sociedad que tenga los huevos de ir disparando el calificativo «pendejo» a quien lo pide a gritos sin detenerse a pensar sobre las puertas que te puedan llegar a cerrar.

    Decirle «pendejo» a quien que se lo merece no está ni bien ni mal, los cimientos sobre los que se ha construido toda la catedral de la moral son los más débiles en toda la historia de la ridícula arquitectura de la superioridad ética/moral.

   En aquella vieja nota que mencioné al inicio de este entrada ponía un ejemplo del como los valores verdaderos son aquellos que son repudiados y los antivalores son los que son loados por esta sociedad con sed de mentiras. Vives en una sociedad que te exige honestidad y la más mínima muestra de la misma te tacha como cretino, te llaman pendejo por decirle a tu amiga gorda que no le queda bien aquel vestido 10 tallas menor a la suya, te llaman imbécil por decirle a alguien que no te interesa aquello de lo que está hablando, la sociedad te exige a estar bien con todos aunque no lo estés, porque no estar a favor de sus convencionalismos morales te convierte en un ser asocial y al final de cuentas todo inicia con ese trémulo movimiento en los labios al decir lo que en verdad piensas y finaliza convirtiéndote en una oveja negra como todas las demás, pero claro, ovejas negras que se las dan de blancas.

   Es tan ridículo, las personas son ovejas negras que en el fondo creen ser blancas pero se las dan de negras sólo para «destacar» por el hecho de ser diferentes, suelo reírme siempre que inician las peleas a muerte en esos corrales entre las ovejas para ser reconocida como aquella oveja que es diferente a todas las demás, ¿Pero sabes?, de nada sirve ser reconocido como alguien diferente a los demás cuando en el fondo has perdido tu etos, o como prefiero decirlo: Cuando has dejado de ser aquella persona que realmente eres.

   En mi escuela, en el trabajo, en la calle, en internet y en mi casa me ven como a un pendejo/loco que carece de sentido común, y sí, lo carezco, pero créeme que carecer de sentido común no tiene nada de malo.

   En una sociedad donde el mayor porcentaje de individuos son unos completos pendejos, carecer de sentido común es una de las mayores virtudes…

  Renuncia a tu sentido común, renuncia a las exigencias y vive feliz llamando a los pendejos por lo que merecen, incluso si estás equivocado llámalos así, qué el tiempo sea el que te diga si estás equivocado, no te remitas a vivir en una mentira sólo por miedo a quien puedas caer mal, las ovejas blancas somos pocas, pero te prometo que si vienes con nosotras te las vas a pasar de puta madre.

Meeehhhhhh ♫ ♫

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