A las hojas de la historia de México ya le hacen falta algunas manchas de sangre, no cualquier tipo de sangre, sino de aquella sangre que en verdad se impregna en las hojas, de esas manchas tan grandes que con dificultad podrás leer algo de lo que en verdad pasó en esa página, la sangre de un don nadie (perdone si le molesta la forma en la que me expreso) no es más allá de eso: La sangre de un don nadie.
La sangre que en verdad queda marcada en la historia es de aquellas personas que han buscado la forma de que su nombre se impregne en las memorias de los hombres, ya sea por su grandeza, ya sea por su vileza o ya sea porque ese hombre ha sido el elegido para representar a un pueblo o a una creencia, note aquí la ironía porque precisamente quienes derraman grandes cantidades de sangre también se van directo a los libros de historia y algunas veces ¡Tienen su propio capítulo! (vaya protagonismo), con más ironía aún: Aquellos que derraman mayores cantidades son aquellos hombres qué el pueblo ha elegido, como si el mismo pueblo se viese en la necesidad de que sus dirigentes derramen sangre, como si el pueblo quisiese escribir su historia con sangre.
Lamentablemente somos humanos e idolatramos cualquier cosa que brille, sólo mira nuestro sistema monetario respaldado en base al amor que se le tiene a un metal más blando que una piedra, ¿Por qué?, tan sencillo como que preferimos la luz a la oscuridad, la gente tiene miedo de todo aquello que no puede ver, el amor al fulgor de cualquier cosa es la forma innata en la cual respaldamos ese miedo a la oscuridad, ese miedo a lo desconocido, cuan mayor es el brillo menor es el miedo que sentimos, de la misma forma funciona el sistema “democrático”. ¿Por qué tenemos un “presidente”?, así es: Por miedo a la oscuridad, en este caso es específicamente miedo al caos, porque claro, ¿Qué harías tú sin un sistema democrático tan “funcional” como el que tenemos?, nada, la gente normalmente no podría concebir una idea como esa, obviamente el sistema actual es la zona de confort, es la forma que usamos para que ni por un segundo se nos genere la idea de saborear un poco de caos, recuerda que el caos es lo contrario al orden, el caos en toda su extensión de la palabra es eso mismo: Desorganización, desconocimiento,¡CAOS!
Hay algo que pocos saben sobre el caos: Es necesario, y lo es porque sin caos difícilmente podríamos conceptualizar lo que es el orden, y claro, mucho menos darle el valor que ya le hemos asignado.
Hoy el país se mueve más de lo normal, no es el letargo que normalmente es los 365 días del año, ¿Sabes por qué?, porque eso es lo que provoca olfatear la presunta sangre derramada de 43 estudiantes, cada uno de ellos un don nadie (disculpe de nuevo si le molesta la forma en la que me expreso), y es que es en verdad EMOCIONANTE, sólo mire usted lo mucho que provoca una desaparición, imagine usted lo que provocaría poder saborear esa sangre, algo en verdad tangible, no sólo la idea.
Imagine por un momento que el día de mañana “nos regresan” 43 cadáveres en la plaza pública, ¡Já!, ahora sí que: “¡Y retiemble en sus centros la tierra!”, el pueblo no tiene memoria y aquellos que si recuerdan rara vez son pueblo, estas mismas personas saben que no temblará lo suficiente como para derrumbar las efigies que hemos creado, sólo temblará lo suficiente como para ser digno de ser escrito en las blancas páginas de la historia de México, páginas que sólo describen como muere un don nadie tras otro cada día, todos los días del año.
El problema de la sociedad actual es la creencia de que las personas “inteligentes” no deberían mostrar signos de violencia, tú sabes: No deben ser asesinos, no deben golpearse los unos a los otros, en sí “no deberían ser como los animales”, yo considero que este pensamiento es algo “arcaico” por más que el mismo se nos muestre como moderno o como algo “evolutivo”, considero que la violencia es necesaria, es instintiva, o se caza o se es la presa, lo que sí quisiera resaltar es que se debe ser inteligentemente violento, si en verdad hay muchos tipos de inteligencias una de ellas tenga por seguro que es la violencia y usarla de forma adecuada para algunos es considerada inclusive como un arte, pero eso ya es harina de otro costal.
Retomando el brillo de las cosas, el problema que tienen las cosas que brillan es que a veces lo hacen con mucha intensidad, la suficiente como para cegarnos y no percibir las cosas como realmente lo son, es tanto el miedo a que haya caos en el sistema con el cual hemos decidido ser gobernados que optar por los fulgores nos ha posicionado en la ignorancia, nos ha dejado en el hecho de no conocer en verdad a las personas que “hemos elegido” para ocupar los puestos de dirigentes.
Las marchas hacen temblar el suelo pero no “hacen retemblar en su centro la tierra” como dice esa canción que al parecer ya pasó de moda, ten por seguro eso, si quieres en verdad ver “arder a tu pueblo” vas a requerir una flama lo suficientemente caliente como para hacer arder los corazones ya cenizos de los mexicanos, esos 43 miserables son sólo el ejemplo que necesitas para en verdad darte cuenta que lo que se necesita es caos.
Esa canción que ya pasó de moda y que ya nadie más trae en sus reproductores mp3 es muy sabia en el fondo: “Al sonoro rugir del cañón”, aquí lo que necesitas saber es hacía que cabeza vas apuntar ese cañón, ¿Hacía otro estudiante? ¿O hacía la cabeza de esos nombres cuya sangre es lo suficientemente importante como para manchar las hojas como debe ser? ¿Quieres cambio? ¿Quieres revolución? Bueno, pues apunta a esas cabezas ¡Y que retiemble en sus centros la tierra, al sonoro rugir del cañón!, porque si no lo hacen, ten por seguro que en los libros de historia tus hijos van a leer: “La matanza de estudiantes de 1968, matanza de estudiantes del 2014, matanza de estudiantes del 2020, matanza de estudiantes del 2049”… Y claro, como a dios le gusta la comedia negra, un día tu hijo será protagonista en la matanza de estudiantes en boga y créeme que no va a ser de los que marchan.
El pueblo no tiene memoria, nunca me cansaré de decirlo, ¿Quieres que sea lo contrario?, prueba con el caos…
ARTICULO 41.- Del tiempo que por ley le corresponde al Estado en las frecuencias de la radio y en los canales de televisión, en los términos legales de la materia, se incluirá en su programación diaria al inicio y cierre de las transmisiones la ejecución del Himno Nacional y en el caso de la televisión, simultáneamente la imagen de la Bandera Nacional.
Pero claro, nadie lo pondrá a una hora donde la gente en realidad pueda detenerse a escuchar.